En los primeros días en que recibimos la misión de encargarnos de un grupo de niños, adolescentes, jóvenes o adultos podríamos hacer la reflexión personal y también comunitaria sobre qué papel juega cada uno de ellos (y también tú, responsable de ese grupo) en el desarrollo de las diferentes actividades.
No se trata de generalizar, pero en los grupos existen personas que pueden encajar en las personalidades que nos muestra la imagen. Una vez identificados cada uno de ellos, podemos asistir mejor, comprender mejor, conducir mejor... En definitiva, transmitir mejor el Evangelio.
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