Ayer, domingo, terminamos el curso. Y en el mismo lugar lo empezamos en septiembre. Pasaron un montón de meses, llenos de vivencias, de trabajo, de relación, de oración, momentos buenos y otros no tanto... Al poner punto y final a este curso, queremos subrayar dos palabras: perdón y gracias. No se trata de pronunciarlas sólo porque seamos educados, sino porque brotan desde dentro de nuestro corazón.
Son palabras que utilizamos todos los días, forman parte de nuestras rutinas. Pero, a veces, no con el significado o con la profundidad que debiéramos.
En el día de Corpus, en el que muy especialmente se nos recuerda qué es para nosotros el sacramento de la Eucaristía, y con el lema de Cáritas "Vive sencillamente, para que otros sencillamente puedan vivir", empezamos nuestra celebración dando GRACIAS y pidiendo PERDÓN.
Hemos dejado la puerta abierta a ser mejores personas, mejores catequistas y mejores catecúmenos, para hacer una comunidad que crezca en el amor; que sepamos ser pan y también repartir pan.
Un curso de catequesis, se parece bien a una carrera de fondo un poco especial, donde poco importan los títulos que se consigan o el mero hecho de ganar, sino llegar a tiempo, después de recorrer día a día cada una de las etapas; de colaborar con un equipo; de ser como una familia unida.
Sin olvidar el trabajo y el entrenamiento individual.
Después de esta sencilla celebración, como los grandes días de fiesta: comida y a pasarlo bien :))
"Sé que voy contigo, sé que me acompañas, sé que tú me quieres, haga lo que haga..."