viernes, 16 de diciembre de 2011

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO





Querido Jesús:


Hace días que te hemos escrito una carta, pero no nos atrevemos a enviártela, lleva malas noticias. Y ya sabes que según que cosas se diga, cuesta mucho decirlas. Al final hemos optado por mandarla. 

Se acerca Navidad, el día en que tú quieres volver a la tierra. Hemos pensado que no vale la pena que vuelvas. Las razones por las que nos parece inútil tu vuelta son muchas; en las fiestas de Navidad todos los años pasa lo mismo, unos días de fiesta, mejores comidas, vestidos elegantes, mucha bebida, regalos, noches sin dormir... Y llega el día siguiente de los Reyes y todo y todos continúan como antes de las fiestas.
Vemos que son muchas las cosas que van mal por aquí y no parece que se vayan a arreglar: gente sin trabajo o mal pagada, gente alta que tienen casa y familia, pero viven como si no la tuviesen, matrimonios que viven malamente, pueblos que no se ayudan y en las ciudades: atentados, violaciones, miseria. Y en muchas partes del mundo guerra y hambre. Tu Navidad es un comercio para alimentar a los que ya están hartos: para burlarnos del "Paz a los hombres de buena voluntad". Se hacen regalos a quienes ya tienen o a aquellos de quien se espera algún favor. Los hermanos de lejos o que no son de los "nuestros" no reciben ni una migaja de nuestras cosas, ¿Qué pueden pensar de nuestra Navidad?. ¿Ves? No sirve para nada que vuelvas. Son muy pocos los que te van a escuchar.

No despiertes a los pastores, no llames a los ángeles, no hagas caminar en vano a los Reyes. Quédate en el cielo y lo pasarás mejor. Perdona si nos hemos pasado con nuestros consejos, pero son realistas. Interesan más el dinero, los banquetes, los regalos, las armas que el "Niño del portal" y lo que nos puede decir. Queríamos acabar diciéndote "adiós" que quiere decir que sigas con Dios. Acabamos diciéndote: "Con-los-hombres", arregla esto como puedas porque sigues con los hombres.


Tuyos.
Los jóvenes del mundo.





Respuesta de Jesús


Queridos amigos:

Os agradezco vuestra carta. La hemos leído con José y María y la hemos comentado todos los del cielo. No tengáis miedo de explicarme vuestras cosas por muy negras que os parezcan. Me interesan y os prometo que ninguna de vuestras cartas quedará sin respuesta.
Me habéis escrito: "No vale la pena que vuelvas porque mucha gente no hace caso de eso". Aquí sí que os equivocáis de medio a medio. Tengo que explicaros dos cosas: Una como estoy ya entre vosotros -y dentro de vosotros- y otra como casi todos los hombres me buscan y me suelen encontrar. Cualquier día podemos hablar. De momento comenzad a pensarlo y sobre todo intentad experimentarlo.

Ahora, ya en vísperas del 25 de Diciembre, quiero recordaros algunas maneras de celebrar la Navidad. Cristianos como vosotros la celebran, la celebramos muy bien. Escuchad.
  • Cada vez que pensáis en los otros entendéis la NAVIDAD.
  • Cada vez que rezáis y ayudáis a rezar descubrís la NAVIDAD.
  • Cada vez que admiráis y queréis la belleza, la vida, la justicia, la bondad, queréis y admiráis la NAVIDAD.
  • Cada vez que te decides a perdonar, consolar. comprender, crear alegría, anticipas la NAVIDAD.
  • Cada vez que descubres tus miserias y las aceptas y cuentas contigo mismo y conmigo, deseas la NAVIDAD.
  • Cada vez que tú, novio, tratas a la novia que quieres; cada vez que tú, esposo, tratas a tu esposa como José trataba a María. Cada vez que tú, novia, tratas al novio que quieres; cada vez que tú, esposa, tratas a tu esposo como María trataba a José... disfrutáis ya de la NAVIDAD.
  • Cada vez que los mayores veis a los pequeños como semejantes a mí, a Jesús; cada vez que los pequeños sabéis ver en los mayores a mi Padre, hacéis venir la NAVIDAD.
  • Cada vez que te preparas o eres ya un buen profesional honrado y capaz, aseguras una vida de NAVIDAD.
  • Cada vez que buscas a los pobres, a los que no tienen nombre, a los necesitados, celebras y haces celebrar la NAVIDAD.

No acabaría. Paro. Sois suficientemente listos y buenas personas para continuar la lista y encontrar la manera de celebrar tu Navidad, mi Navidad, nuestra Navidad.

Recuerdos a los padres, hermanos y amigos; a los abuelos y al más desgraciado del pueblo. Saludad de mi parte a los que os cuesta saludar. Estoy con vosotros y con cada uno de vosotros.


Con amor, Jesús





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